¡Espíritu Santo, tu que lo inundas todo y sobrevuelas con tu presencia cada Eucaristía, ayúdame a vivir la Santa Misa como un memorial de caridad fraterna!
¡Que cada día sea para mí celebrar la comunión con los hermanos en torno a la Palabra de Dios y a la fracción del pan, siendo testimonio de vida y de compromiso con los demás, de perdón y de reconciliación!
¡Ayúdame, Espíritu divino, a ver en el pan y el vino a todos los que me rodean y poner mi vida en manos del Señor para vivirla, como Cristo y en Cristo, en amor servicial al prójimo!
¡Ayúdame, Espíritu Santo, a ser vínculo de caridad para hacer realidad el mandamiento nuevo de Cristo de amar a los otros como Él nos ama!
¡Envíame, Espíritu de Dios, a hacer realidad este mandamiento de amor y que esta tarea refleje lo que significa la Eucaristía en mi propia vida!
¡Ayúdame a cuestionarme cada día cuál es la importancia que doy a la Eucaristía en mi vida, cual es el sentido de solidaridad que llevo a la práctica y no permitas que olvide que no puedo mostrarme insensible a las necesidades del hermano, especialmente de los que sufren y son frágiles!
¡Ayúdame a ser signo de unidad y vínculo de caridad con el prójimo!
¡Ayúdame a recibir con fe el Cuerpo de Cristo unido íntimamente a Él, y en Él, a Dios Padre, en el amor del Espíritu Santo y desde la Trinidad a los demás porque este es el auténtico fundamento de la comunión en la Iglesia!
¡Y a Ti, María, Madre de la Iglesia, ayúdame cada día a redescubrir el carácter central de la Eucaristía, para vivir en plenitud la comunión fraterna!
Amén.